¿Por qué es tan importante la perspectiva de género en psicoterapia?

Estamos viendo como cada vez más personas se están sumando al movimiento feminista e incorporando esta mirada en su día a día y en la manera en la que se relacionan consigo mismas y con el mundo. Esto lo vemos reflejado tanto a pie de calle, en las manifestaciones a favor de la igualdad, las asociaciones de barrio y las publicaciones en redes sociales, como en los discursos de personas famosas que aparecen en la televisión.

Esta realidad pone de manifiesto que estamos en un momento social en el que queremos reivindicar y acabar con la desigualdad y las violencias que vivimos las mujeres por el hecho de ser mujeres.

Aunque no podamos hablar de un único feminismo, todos comparten que vivimos en una sociedad en la que por socialización de género pasamos a tener más o menos poder y privilegios y en la que se espera unas determinadas cosas de nosotras y nosotros por el hecho de definirnos como hombre o como mujer. Esto tiene muchas consecuencias de todo tipo, unas más visibilizadas que otras.

Dichas consecuencias las llevamos todos y todas impregnadas en nuestra piel, en el desarrollo de nuestra identidad, en la forma en la que nos relacionamos con otras personas y con nosotros y nosotras mismas. Por tanto, una psicoterapia que no tenga en cuenta la forma en la que nos socializamos en relación con el género y las experiencias que tenemos por ello, va a reproducir desigualdades y violencias, además de excluir una parte nuclear de la persona. Esta parte, está relacionada directamente con muchos de los síntomas y sufrimientos con los que las personas llegan a la consulta de la psicóloga o el psicólogo. Maria Fornet, habla sobre esto en su libro Feminismo terapéutico:

“La idea de mezclar psicología y feminismo se basa en la creencia de que el enfoque de género libera y cura, puesto que las mujeres experimentamos problemas diferentes como consecuencia directa del encorsetamiento de la socialización de género, de la opresión a la que somos sometidas y de las expectativas que imprimen ciertos patrones educativos sobre nosotras”. (Fornet, 2018).

Cuando incorporamos la perspectiva de género en psicoterapia, no se nos pasa por alto, por ejemplo, la sobrecarga que puede sentir una mujer cuando tiene que recordarle una y otra vez a su marido que le toca esa semana ir a hacer la compra. Tampoco la inseguridad que puede estar interiorizando una mujer cuando continuamente están hablando más alto que ella en las reuniones de trabajo, transmitiéndole que sus ideas no tienen el mismo valor o cuando la miran despectivamente por no cumplir con las expectativas estéticas asociadas a los roles de género. Además, no se nos pasa por alto una relación de violencia machista en la pareja, aunque sea “sutil”, cuando la tenemos delante.

También, haciendo referencia a la situación actual de cuarentena, vemos con más facilidad la situación de alto riesgo que están viviendo muchas mujeres encerradas en sus casas con sus parejas o la desigualdad de carga con relación al cuidado de los hijos e hijas que se está evidenciando ahora que están todos y todas en casa.

En general, cuando hablamos de violencia machista en la pareja, la importancia de la mirada de género nos parece indudable. Es posible que los otros ejemplos nos parezcan violencias casi imperceptibles. Más o menos evidentes, todas estas experiencias son determinantes en la vida de las mujeres y repercuten directamente en nuestra salud mental, por lo que como psicólogas y psicólogos tenemos que considerarlas para no seguir perpetuando situaciones de desigualdad y de violencia.

Incorporar la perspectiva de género en psicoterapia implica mirar de una nueva forma a la persona, a la pareja y a la familia, teniendo esta variable siempre presente, así como acompañar a la persona a que incorpore esta nueva mirada. ¿De qué forma está afectando el género a la narrativa que nos contamos de nosotros y nosotras mismas? ¿Cómo se han construido nuestras identidades teniendo en cuenta nuestra socialización de género y todas las experiencias que hemos tenido en nuestra vida por el hecho de ser hombre o mujer?

Para terminar, haciendo referencia a lo que sucede cada 8 de marzo en las calles de Madrid y de muchas otras ciudades y pueblos del mundo, desde Nara psicología queremos sumarnos a los cánticos de las manifestaciones, ya que creemos que al igual que la revolución: “nuestra psicoterapia será feminista o no será”.

Referencias:

Fornet, M. (2018) Feminismo Terapéutico. Madrid: Urano.

Inés Alonso Apausa.

Psicoterapeuta en Nara Psicología.